Hola compañeros/as:
Cada verano escribo mi lista de
manualidades pendientes tanto para casa como para el colegio y desde el año
pasado tenía muchas ganas de elaborar mi Calendario Waldorf. Antes que nada,
quiero comentar que no conozco en profundidad ni la metodología Waldorf ni la
de Montessori, pero sí que algunas cosas he visto en ocasiones que me han interesado mucho
para ajustarlas a mi trabajo con los peques, y en este caso cuando vi cómo era
un calendario de estas características, me llamó mucho la atención, tanto por
el diseño tan atractivo que tiene, como por la posibilidad de facilitar en los
niños/as el paso del tiempo. Este calendario es circular y muestra de forma
sencilla los días, semanas, meses, estaciones y años, añadiendo progresivamente
los elementos para que los niños/as sean más conscientes de cómo van avanzando
los mismos y cómo se van repitiendo los ciclos. Mi interés por elaborar un
calendario así surgió al ver la dificultad temporal que
gran parte de mi alumnado tiene, incluso estando en avanzados cursos de primaria, así que
al fin este verano me he puesto manos a la obra, realizando el calendario a mi
estilo, adaptándolo a mi alumnado y los “trucos” que utilizamos para que vayan
aprendiendo la secuencia de los días de la semana y los meses del año
especialmente.
Al ver tanta variedad de calendarios por
internet, se me ocurrió hacerlo un poco distinto, a través de
piedras pintadas, una de mis pasiones desde hace varios años. Mi gran momento
placentero de tranquilidad (aparte de estar en la playa leyendo un libro escuchando el mar) es: sentada en mi balcón al fresquito, pintando piedras, y mientras, escuchar la
música que me transmita mi día y estado de ánimo. ¡Maravilloso!
Tenía claro que iba a ser con piedras, y
la base tenía que ser circular. Como anteriormente en otro material utilicé la
bandeja giratoria de Ikea (podéis echarle un vistazo pinchando aquí), pues la
mejor opción seguía siendo esta bandeja giratoria de madera. Sobre la misma,
pinté cuatro árboles que representan los colores de las estaciones del año, la
primavera con colores rosados, verano con colores verdes, otoño anaranjados y
marrones, e invierno azules y blancos. He utilizado pintura acrílica y
bastoncillos de los oídos para cubrir la copa (mojar el algodón de los bastocillos y a pintar).
La base de los meses del año las he
pintado de color blanco para que resalten los dibujos característicos de cada
uno de los meses. Por ejemplo, en la piedra de enero he dibujado los reyes
magos, en febrero una máscara de carnaval, en marzo un árbol, en abril insectos
del campo, en mayo una flor… En realidad, puedes pintar cualquier dibujo
representativo de cada mes.
Para los días de la semana me he basado
en las maneras con las que solemos enseñar a nuestro alumnado la serie. Cada
día de la semana de un color, basándome en la canción que mi compañera del aula
específica utiliza con su alumnado, que ya yo también me la he aprendido y uso
mucho. “Lunes rojo, corre que te cojo. Martes amarillo, corre corre que te
pillo. Miércoles verde, tú sí que tienes suerte…”. También he utilizado un
dibujo que comience por la misma sílaba que el día de la semana en cuestión,
aunque en algunas han sido los primeros sonidos. Lunes – luna, martes –
martillo, miércoles – miel… Por último, he relacionado cada día con una figura
geométrica. En realidad, aunque he incluido varias formas de relación,
realmente lo que quiero es que alguna de ellas sirva de apoyo para que aprendan
mejor estos días de la semana.
Esta preciosidad de calendario debe estar
protegido y bien guardado, así que como yo guardo cajas de todo tipo, encontré
en mi trastero una caja perfecta para poder guardarlo intentando también que
tuviera la forma apropiada para que no se muevan demasiado las piedras una vez
que se vayan colocando. Como el material completo tiene que quedar super mono,
pues he pintado la caja con pintura, estando en la portada el árbol con todos
los colores de las estaciones en él.
¿Cómo vamos a usar este calendario?
Tal y como he visto, en el cuenco central
se suelen colocar las bolitas de los días o algunos elementos característicos
del mes, pero yo le quiero dar otro uso. Este cuenco no es más que la cáscara
de los helados de coco que se compran en el supermercado. Mi idea es que, al
inicio del mes, el alumnado introduzca un papelito con un propósito o deseo que
le gustaría cumplir ese mes. Tienen que ser propósitos o deseos a corto plazo,
de manera que al final del mes, cojamos el papelito y comprobemos si se ha
cumplido o se ha intentado conseguir aquello que estaba escrito. Es una idea
que se me ha ocurrido, pero lo mismo cuando ya le empiece a dar uso, lo
cambiamos o comprobamos si es factible o no.
Iremos colocando cada piedrecita del día
en el punto correspondiente. Intentaremos que el día 1 esté cerca de la piedra
del mes y la estación.
Los días de la semana se irán poniendo en
la circunferencia más pequeña, la de color verde que simula la hierba. Cada día
una piedra. Cuando termine la semana, volveremos a empezar.
Es cierto que el calendario original,
tiene una señalización o algo que se coloca cuando termina una semana, para que
los niños/as vean cómo aproximadamente un mes tiene cuatro semanas, pero en mi
calendario no lo he contemplado.
Cada mes iremos añadiendo su piedra correspondiente,
colocándola en el árbol de la estación.
Si a alguien se le ocurre hacer este
material de este modo, os anticipo que es muy entretenido y hay que tener mucha paciencia, pero el resultado es espectacular de bonito y creo que va a
ser muy práctico para mi alumnado que ya está acostumbrado a trabajar a veces
con piedras pintadas.
Espero que os haya gustado y os inspire
para vuestras creaciones.
Un saludo y a seguir disfrutando el
verano que ya nos va quedando menos.
Virginia.
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